miércoles, 3 de diciembre de 2008

La nueva Ciencia, la Ciencia de la Complejidad

Los científicos dan vueltas alrededor de la complejidad. Los matemáticos navegan entre la dinámica caótica, la lógica difusa, los fractales, las estructuras disipativas, el sinergismo y la teoría de la catástrofe, entre otras. Por su parte, las informáticos particularmente los de las aplicaciones de la inteligencia artificial se centran en los sistemas expertos, el tratamiento del lenguaje y el reconocimiento el habla, la visión artificial y la comunicación en general. La suma de esfuerzos pueden algún día permitir aproximarse a la complejidad. Pero por ahora es prácticamente imposible abarcar toda la complejidad. La teoría cuántica y el principio de incertidumbre crearon con todas las especulaciones posibles sobre la previsibilidad.

Esto porque la complejidad de un sistema se explica solamente por la enorme cantidad de elementos que lo conforman. Se trata casi de variables infinitas, ni por las conexiones que lo conforman. Un sistema totalmente interconectado sería casi tan simple como un sistema nada interconectado.

De acuerdo a Ramentol (2004) el problema de los sistemas complejos es que hay puntos interconectados y otros que no lo están, que presentan diversas intensidades y direcciones en las diversas variables, que aparecen numerosas interferencias con diferentes grados de intensidad, que los cambios insospechados introducen variables de influencia generalmente indeterminada, y que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales pueden provocar consecuencias imprevisibles (p. 33).

La complejidad, orden y caos. Miedo, desconcierto y esperanza caracterizan, pues esta época. Innerarity (s/f), lo platea como una especie de sociedad invisible, un complejo en el que concluyen la movilidad, la volatibilidad y las fusiones, la multiplicación de realidades inéditas y la desaparición de bloques explicativos, las alianzas insólitas y la confluencia de intereses de difícil comprensión.

Considerando que es profundo el entramado que subyace debajo del espíritu de esta época, es necesario entonces entender la ciencia que la acompaña. Los tiempos actuales anuncian y marcan con el impulso de otras lógicas y otros paradigmas. Esta apareciendo una especie de pensamiento poliédrico que usa la red, como vía de convergencia, comunicación, integración y movilización.

Prigonine (1997), habla del fin de la ciencia de terminista y el comienzo de la era de la nueva ciencia. Por su parte Morrin (1996), plantea que se esta transformando el concepto de la ciencia. No obstante, las argumentaciones de ambos no parecen ser suficiente ante los cambios que sufre la ciencia. Para Fernández (1995), “el concepto de ciencia luce agotado, sus paradigmas están averiados, su universalidad es cosa del pasado” (p. 5).

De acuerdo a Núñez en Nicolescu (1999), esta ciencia utiliza no solo la razón, sino también la apertura hacia el otro, a partir del reconocimiento de su existencia, y del valor de seguir la intuición y la imaginación, en cooperación, no ocultando el valor de la creatividad y la ética.

Para Lanz (2000), la nueva ciencia es la ciencia de la complejidad, de la universalidad (ecológica, cultural, estética), del caos, de las distintas racionalidades, transdisciplinaria. De ahí que Villegas (2005), la denominó ciencia Transcompleja.

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